Page 42 - Retornados. La repatriación final a Coruña
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Año XXIV, Número 44, Julio 2024

             Depósito Legal M-34.164-2001
                  ISSN 1695-6214                    Retornados. La repatriación final a Coruña, Vigo y Ferrol (agosto de 1898…


                           Manuel  tenia  20  años.  Todo  cuanto  dejaba  en  este  mundo  era  un
                    billete  de  50  pesetas  y  el  talón  de  su  equipaje,  conteniendo  en  su  interior

                                             50
                    viejas prendas de ropa.

                           Con  el  siguiente  buque  con  repatriados  fondeado  en  puerto  se

                    registraron de nuevo protestas y reclamaciones tanto por el trato dispensado
                    como  por  la  alimentación  recibida.  Una  queja  formal,  ratificada  por  27

                    miembros del pasaje, era prolija en detalles concernientes a lo infame de las

                    comidas servidas, insinuando cierta relación entre este hecho y la necesidad
                    de  adquirir  chucherías  en  la  cantina,  donde  los  productos  se  vendían  a

                    precios abusivos. El buque en cuestión era el  J. Jover Serra, de la naviera
                    catalana de idéntico  nombre, arribado el 3 de noviembre. En él han venido

                    247 pasajeros, incluyendo 8 oficiales y 80 soldados. La mayoría de la tropa
                    viene  enferma,  aunque  muchos  han  experimentado  una  notable  mejoría

                    durante el viaje y son pocos los que requieren de hospitalización.


                           En  bodega  trae  varias  toneladas  de  maíz,  2.353  balas  de  algodón,

                    30,000  duelas  y  339.000  pesos  en  monedas  de  plata.  El  buque  se  ve
                    obligado a guardar aislamiento en lazareto antes de proseguir viaje a Málaga

                    y Barcelona.


                           Para esa fecha los coruñeses han erigido una cruz de madera en la

                    parcela  del  cementerio  donde  se  ha  ido  enterrando  a  los  repatriados
                    fallecidos. La Cruz Roja local coloca a sus pies una corona de rosas blancas

                    y dalias, con una cinta que reza “A los mártires de la Patria”.


                           Por  acuerdo  del  consistorio,  en  la  ciudad  olívica  se  ordena  colocar
                    hachas  sobre  las  tumbas  de  sus  repatriados.  Cruz  Roja  ha  costeado  a  su

                    cargo una cruz forjada en hierro para cada uno de los nichos, con una placa

                    esmaltada en la que figura el nombre del difunto y la fecha de su defunción.





                           50    El Eco de Santiago, 21 de octubre de 1898, p.2. Sus compañeros se llamaban

                    José Suárez García y Rafael Rodríguez.




                             Historia Digital, XXIV, 44, (2024). ISSN 1695-6214 © José A. Tojo, 2024                  P á g i n a  | 156
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