Page 44 - Retornados. La repatriación final a Coruña
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Año XXIV, Número 44, Julio 2024

             Depósito Legal M-34.164-2001
                  ISSN 1695-6214                    Retornados. La repatriación final a Coruña, Vigo y Ferrol (agosto de 1898…


                    mayoría familias cubanas arruinadas, junto con algunos soldados recogidos
                    en la indigencia. A pesar de no traer enfermos a bordo, se verá obligado a

                    cumplir cuarentena en Oza, donde el pasaje provocará un grave altercado por

                    carecer de medios económicos para costearse alimento alguno.


                           Posiblemente  uno  de  los  viajes  más  duros  de  todos  los  efectuados
                    durante  la  repatriación  final  a  tierras  gallegas  fue  el  segundo  de  los

                    protagonizados  por  el  viejo  y  destartalado  vapor  galo  Chateau  Laffite.  El

                    buque partió de La Habana hacia Gibara el 4 de septiembre, llevando consigo
                    a varios oficiales, sus familiares directos y unos cuantos soldados. En total,

                    25 personas. En destino subirían a bordo 1.170 hombres más, procedentes
                    del Segundo Batallón de Infantería de Marina -destacados hasta la fecha en

                    las  Tunas  y  Holguín-,  restos  dispersos  del  antiguo  Batallón  de  Sicilia  y  las
                    últimas  tropas  del  Batallón  del  Principado  de  Asturias.  Uno  de  los  mandos

                    procedentes de La Habana -el capitán Agustín Gregorio Valdés- gravemente

                    enfermo, deberá ser desembarcado, pues su delicadísimo estado de salud le
                    impide  proseguir  viaje.  Entre  la  tropa  vienen  esposados  seis  conscriptos,

                    acusados de deserción, intento de sedición y asesinato.


                           El día 17 un fuerte temporal sacude el barco a su antojo, desplazando

                    su  carga  en  bodega.  La  situación  llegará  a  tornarse  tan  peligrosa  que  el
                    capitán  decide  amarrarse  al  timón,  con  la  única    compañía  de  su

                    experimentado primer oficial, para juntos encarar la tempestad. Encerrado en
                    los camarotes y en bodega, el pasaje creerá vivir sus últimos momentos.


                           Amainado  el  temporal,  no  quedaba  un  solo  camarote  ordenado,  y  el

                    agua  de  mar  corría  libremente  por  todas  las  cámaras,  pasillos  y  salones.
                    Hubo varios contusionados y heridos, alguno de cierta gravedad por el que se

                    llegó  a  temer  por  su  vida,  y  algunos  soldados  sufrieron  fracturas  y

















                             Historia Digital, XXIV, 44, (2024). ISSN 1695-6214 © José A. Tojo, 2024                  P á g i n a  | 158
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