Page 40 - La Hacienda Regia Castellana. Evolución de los sistemas impositivos y formación de una fiscalidad estatal (siglos XIII-XV)
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Año XXV, Número 45, enero 2025
Depósito Legal M-34.164-2001
ISSN 1695-6214
La Hacienda Regia Castellana. Evolución de los sistemas impositivos y formación……
manera, creó la Santa Hermandad, un cuerpo policial armado destinado al
mantenimiento del orden público, que ya no estaría financiado por estos recursos
excepcionales, que precisaban de su aprobación parlamentaria. Sino que desde
1476, cuando fue fundada, las Juntas, como órganos de gobierno en las que había
representantes reales y de las ciudades, prorrogaban su vigencia cada tres años y
aprobaban la forma de sostenimiento de la institución. Ésta consistía en
contribuciones correspondientes a los concejos, que debían ser entregadas a la
hacienda regia, pero que eran supervisadas por las Juntas, que también vigilaban
el destino de lo colectado; que asimismo se empleó en las guerras exteriores y en
la conquista de Granada. Cada ayuntamiento decidía cómo recaudar o pagar su
parte. A veces mediante sisas sobre el consumo de determinados artículos, otras
con derramas directas sobre los vecinos pecheros o, incluso, a partir de los propios
municipales.
En 1498 este sistema de financiación de la Hermandad fue suprimido, de
modo que la institución se nutrió desde entonces de las arcas reales, de las
partidas generales de gasto. Pero para sufragar las guerras europeas, en las
Cortes de ese año se acordó volver a los servicios, que se reanudaron a partir de
1500; aunque ya no en su forma tradicional, sino como imposiciones, o sumas con
que debía contribuir cada concejo y que éste, como en el caso de la Hermandad,
decidía como allegar. Estos nuevos subsidios se utilizaron además para gastos
extraordinarios puntuales, como el casamiento y dote de los descendientes de los
reyes (Ladero, 2009, pp. 214-218; González Arce, 1999, pp. 104-107; Collantes de
Terán, 2014; Carretero, 2010).
5.3. Empréstitos
Fueron sumas de dinero que eventualmente demandaron los monarcas a los
concejos para solucionar urgencias hacendísticas, y que en teoría luego serían
devueltas o descontadas de futuras exacciones reales. Aunque, en muchas
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