Page 37 - La Hacienda Regia Castellana. Evolución de los sistemas impositivos y formación de una fiscalidad estatal (siglos XIII-XV)
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Año XXV, Número 45, enero 2025

       Depósito Legal M-34.164-2001
             ISSN 1695-6214


                                         La Hacienda Regia Castellana. Evolución de los sistemas impositivos y formación……



                     El petitum, o pedido forero, fue el primero de los nuevos pechos en aparecer,
              su origen se rastrea ya desde tiempos de Alfonso VII, y se generalizó en los años

              treinta del siglo XII. En principio, era una contribución de carácter extraordinario y

              eventual,  convertida  en  pecho  forero  de  cobro  habitual  cuando  se  produjo  la
              separación de los reinos de León y Castilla. Se pagaba en el lugar donde residía el

              pechero y su monto era pactado habitualmente en niveles bajos, generalmente de
              dos  sueldos  a  un  maravedí  por  contribuyente,  lo  que  ayudó  a  su  pérdida  de

              importancia.  Cuando  en  el  siglo  XIII  Alfonso  X  extendió  el  cobro  de  servicios
              extraordinarios otorgados por las Cortes, el pedido ordinario desapareció. Aunque

              estos  servicios  extraordinarios  adoptaron,  sin  embargo,  el  sistema  impositivo  del

              desaparecido pedido forero, caso del tipo contributivo y de la forma de organizar el
              cobro.  Dicho  tipo  fue  del  10%  sobre  los  bienes  de  los  pecheros,  a  partir  de  un

              determinado  nivel  de  riqueza,  sin  entrar  en  el  cómputo  la  ropa  habitual  y  la  de

              cama,  aunque  pronto  fueron  fijados  en  un  máximo  de  un  maravedí  por
              contribuyente.


                     El término moneda deriva del pecho llamado moneda forera otorgado por las

              Cortes  en  diversas  ocasiones,  posiblemente  ya  hacia  finales  del  siglo  XII.  Su
              exigencia  se  acabó  por generalizar una  vez  cada  siete años,  aunque  se  iniciaba

              una  nueva  moneda  cuando  comenzaba  un  reinado.  El  motivo  que  justificó  su
              aparición fue la promesa real de no alterar la ley, peso y curso legal del numerario

              en el septenio de vigencia de cada moneda forera; en compensación, la población

              pagaba  este  tributo  a  cambio  de  una  promesa  que  le  beneficiaba  pero  que  no
              siempre fue respetada. Finalmente, prevaleció la idea de que la moneda forera se

              abonaba en reconocimiento del señorío real y de una de sus regalías, que era la de
              la  acuñación  monetaria,  lo  que  justificaba  su  renovación  al  subir  al  trono  cada

              nuevo rey y su carácter imprescindible e inalienable. La cuantía de este arbitrio fue

              variable en el tiempo, si comenzó por ser de 1 maravedí de oro por pechero, como
              el pedido,  luego  fue  fijada  de  forma  genérica  en  el 10% del valor  de  los  bienes,

                        Historia Digital, XXV, 45, (2025). ISSN 1695-6214 © José D. González Arce, 2025                  P á g i n a  | 37
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