Page 25 - Las familias de las órdenes militares. Montesa y su bailía de Moncada: patrimonio y entramado feudal en la huerta de valencia (siglos XIV-XV)
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Año XXV, Número 45, enero 2025

       Depósito Legal M-34.164-2001
             ISSN 1695-6214


                           Las familias de las órdenes militares. Montesa y su bailía de Moncada: patrimonio y entramado….



              por  la  orden,  era  ésta  a  su  vez  la  que  imponía  las  penas  o  multas  a  pagar,  lo  que
              procuraba ingresos nada despreciables para los montesianos.


                     Y  era  toda  esta  gestión  del  patrimonio,  de  las  rentas,  de  la  justicia,  la  que

              realmente preocupaba a los miembros de la orden, la que determinaba la vida de los

              caballeros,  de  los  freiles  y  clérigos  repartidos  en  encomiendas  y  prioratos  que
              dependían de los ingresos de las familias. Más allá de los combates por la fe, de las

              luchas frente a los musulmanes, del aparato simbólico de los caballeros y las armas, lo
              que  permitía  la  supervivencia  de  la  institución  no era  su  función  militar (que  Montesa

              cultivó de forma limitada) sino el funcionamiento de un aparato feudal y burocrático que

              permitía la explotación de su señorío.


                     Y en el eje, en el centro, de ese sistema estaban las familias campesinas de cuyo
              trabajo  la  orden  detraía  rentas  y  censos  de  todo  tipo.  Las  cartas  de  poblamiento

              organizaron, desde el principio, ya desde mediados del siglo XIII, este complejo sistema
              de  exacción  que,  aunque  con  cambios  de  adaptación  a  nuevas  realidades  desde  la

              segunda  mitad  del  siglo  XIV,  mantuvo  la  condición  de  vasallos  para  los  residentes  y

              enfiteutas. Se configuró una máquina señorial que, en el fondo, funcionó para mantener
              una  orden  militar  de  caballeros  que  no  dejaban  de  ser  auténticos  rentistas.  Hasta  tal

              punto fue así que, con frecuencia, se cedían en arrendamiento a terceros, todos estos
              derechos para conseguir así el cobro de cantidades fijas anuales. Y, en el otro lado, las

              familias, sometidas a unas relaciones asimétricas con el titular de la bailía, las familias

              convivían con cargas permanentes sobre su trabajo, su producción y prácticamente todo
              el resto de sus actividades económicas.


                                      Historia Digital, XXV, 45, (2025). ISSN 1695-6214


                                                © Antoni Llibrer Escrig, 2025















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